Nuestra misión primordial, como sacerdotes, es la de traer la presencia de Dios a nuestra vida, a nuestra casa, a la congregación, y llevarla a todo lugar. Para que llenos de esa presencia prosperemos en todo, prediquemos las buenas nuevas de salvación, hagamos discípulos y demos de gracia lo que de gracia hemos recibido (sanidad, liberación, etc.).
Ser una Iglesia llena del Espíritu Santo, con sus dones y frutos, en la que funcionen los cinco ministerios (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros). Una iglesia donde la presencia de Dios hace que sus miembros prosperen en todas las áreas de su vida, incluida la ministerial. una iglesia que gana almas, capacita a los santos para la obra del ministerio y los envía a hacer la obra para la cual Dios les ha llamado.
ORACIÓN SEMANAL
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